CINCO MINUTOS


Cinco minutos más, por favor. ¡Sólo cinco minutos y me levanto!

GALLETAS DE LA FORTUNA

Este fin de semana he estado en restaurante asiático. Con más gula que hambre, habiendo terminado el postre, pedimos una galleta de la fortuna para cada uno. Después de que todos encontrasen su fortuna en esos mensajes crípticos, le pegué un mordisco a mi suerte, pero cuando miré en el interior para buscar el papelito con las verdades sobre mi futuro, me topé con una sorpresa: la galleta estaba vacía.

Tras superar la desilusión inicial y aceptar que me sentía estafada, lo primero que pensé fue en pedir otra, pero me puse a mirar con detenimiento la galleta vacía y, para sorpresa de propios y extraños, sonreí.

Terminé de comerme la "galleta de la no fortuna" pensando que el mensaje que traía la mía era el mejor de todos: si la galleta estaba vacía era porque es mi deber construir mi propio destino. Porque el destino no está en un papel, el destino es lo uno hace, lo que uno quiere, lo que una imagina.

Ése es mi futuro.

NO ME GUSTA

No me gusta estar así, que no puedo verte. Que no te llego y que no sirve de nada estirar los brazos porque si los estiro, sólo encuentro aire. No me gusta saber de ti por lo que intuyo o porque pienso que si las cosas no van mal, es que deben ir bien.

Detesto saber que no te llamaré cuando esté triste porque no sabré ni cómo decírtelo. Y no puedo con eso de no saber qué hacer y que la duda me deje quieta. No me gusta sólo poder verte de lejos cuando necesito tenerte cerca.

Me siento fría y tampoco me gusta. No me gusta saber que la vida a veces es sólo un juego con tres oportunidades y un game over infinito. Quiero que sea algo más, no sólo una aventura frívola, casi de cuento de pocas páginas y con ilustraciones desfasadas...

Me verás que quiero hablarte y escucharte, pero estoy en las nubes, aquellas a las que subí cuando necesitaba alejarme de ti, y ahora no sé bajar para verte. Supe subir, pero alguien me quitó las escaleras... quizás las quitara yo sola para que nadie pudiese seguirme, y aquí me he quedado, enredada como la hiedra.

Y aquí me quedo y no me gusta no saber volver contigo... ni conmigo.