DESCONOCIDOS

Tanto tiempo esperando para terminar descubriendo que nos hemos convertido en auténticos desconocidos sin nada en común.

Lo he decidido y ya no hay vuelta atrás: no recogeré más sus trocitos cuando lo necesite… porque él nunca ha estado cuando le he necesitado yo.

Al final, todo acaba como tenía que acabar.

DESPEDIDA

Si estás leyendo éste mail es porque todos mis intentos han fracasado.

Esta vez he luchado, más que nunca, prácticamente he llegado a arrastrarme y humillarme. He dejado correr el tiempo, pero me he estrellado una y otra vez contra un muro de piedra, y ya me doy por vencida. No puedo seguir así.

De los cientos (quizás miles) de mails que te he escrito, éste es el que más me pesa. Quizás porque es el más sincero. Puede que por eso sea también el que más duele.

Al final, no tengo ni idea de qué hubo de real en lo que no sé si fue o no fue, porque lo que se basa en mentiras nunca es. Nunca existe. Le pongas los colores que le pongas. La excusa que quieras ponerle.

Pero la vida sigue, los planetas encuentran su sitio en el universo y yo creo haber encontrado el mío que, casualmente termina siendo el lugar que siempre temí que fuera, lejos de ti.

El problema es que duele. Duele desprenderse. Pero tal vez sea un mal necesario.

La verdad, fue un placer conocerte, y mucho más amarte y tenerte conmigo.

Ahora, antes de irme, si me dejas, quiero devolverte algunas cosas y quedarme con otras:

Te devuelvo todos los pensamientos que pusiste en mi cabeza. También los que vas a poner después de este mail. Cosas que no pasaron y que no van a pasar nunca.

Te devuelvo mis ilusiones y dejo en libertad esas mariposas que revoloteaban en mi estómago.

Me quedo con tus palabras, ésas que escribían poesías al viento.

Me quedo con esas largas despedidas que duraban siglos hasta que la luna aparecía.

Me quedo con los días de aquel verano que jamás voy a olvidar.

Te dejo mi deseo para que otra te pueda ver como yo te veo y amarte como te lo mereces y que pueda hacerte feliz.

Te dejo todas las lágrimas que me caen mientras escribo estas líneas, el dolor, y el nudo en la garganta que tengo... Te dejo todo.

Ya sólo me queda pedirte perdón. Perdón por todas las veces que te he hecho sufrir, perdón por mis enfados tontos (que han sido muchos), perdón por comportarme tantas veces como una niña malcriada, perdón por darme cuenta de todo tarde, perdón por dejar que esto acabe…

Y darte las gracias. Gracias por haberme querido, gracias por haber sido mi amigo, gracias por haberme dejado rozar el cielo con la yema de los dedos…

Nunca dejaré de amarte, por eso no podemos ser amigos.