VACACIONES

Viajar... escapar, irse lejos. En un rato cojo un avión y me voy lejos. Muy lejos de aquí. Mis ojos ansiosos de ver lo que es escapar de esta vida ingrata en medio de la rutina.

La maleta casi vacía. Me llevo lo que tengo: lo que soy, lo que fui una vez, lo que voy a ser cuando este allí. Y aunque todavía no lo sé, imagino la paz: caminos que se abren, llenos de un aire distinto, más liviano, charlas, planes que siempre trazamos aunque dudemos de que puedan ser llevados a cabo algún día.

Me voy para otro lugar, con una maleta, poco abrigo y el dolor en el alma. Me llevo lo indispensable... libros, música, un vestido de fiesta y mi maltrecho corazón.

VENENO

Camisa blanca entreabierta mostrando el escote, canal por el que se pierde tu mirada. Pechos apenas cubiertos, insinuados bajo el transparente encaje. Caderas de vaqueros viejos. Botones pidiendo que los desabroches.

Sonrisa divina. Perfume del diablo. Mirada pícara desafiándote.

Tengo abiertas las venas. Vierte en ellas tu veneno.

SUPERPODERES

No sé si me lo han pegado, como la gripe. No sé si lo he heredado, me lo han traspasado como un título o un reinado, o si lo he aprendido de golpe. Quizás es un superpoder. Ha venido tras un experimento, se les has escapado un bicho del laboratorio, me ha picado esta noche y ahora soy más fuerte. Sí, seguro que es eso.

No estoy segura, pero desde hace un rato tengo un poco más de una capacidad que antes no tenía. Es la capacidad para rechazar lo que duele: sacarlo fuera, despegarlo, sin dolor, sin anestesia. Más aún, sin darle importancia. ¿Será como ir al gimnasio, que te sale músculo y ya no tienes agujetas?

No sé cómo es, pero lo cierto es que ya ha perdido importancia lo que hasta hace unos minutos me hacía llorar. No, no me he vuelto insensible. Sólo me he dicho "por eso no se llora"... y... es verdad. No lloro, no pica, no duele, no quema, no escuece y con eso no se pierde el tiempo, vamos a dedicarlo a mejores empresas, que hay mucho que hacer. Y así lo he hecho.

Y ahora estoy a mis cosas, a las que realmente importan, y no me desespero. Ya no espero más, porque sé que siempre hay más. Sin querer, sonrío. Sé que es es parte de la vida y... creo que hasta me gusta.

ME QUIERO

Mañana no me llamará nadie para decirme que me quiere o que me echa de menos, y tampoco me llegará ninguna sorpresa en forma de flores o bombones. Mañana no me querrá nadie más que yo.

Porque, aunque a ratos sólo quiera llorar porque tú hayas dejado de hacerlo, yo me quiero.

Me quiero cuando sonrío, cuando lloro porque estoy sola, cuando jugamos al tenis y lanzo cada pelota como si fuera una bala, cuando me meto en la cama con las sábanas limpias que huelen a suavizante, cuando aunque me recoja el pelo se me mete en los ojos, cuando me arreglo y me pongo tacones y cuando me brillan los ojos disfrutando de las pequeñas cosas.

Me quiero cuando me lleno la cara de chocolate preparando una tarta de cumpleaños, cuando salgo del gimnasio y no tengo fuerzas ni para moverme, cuando las tardes de los domingos me quedo en casa remoloneando, cuando me siento a leer en mi sillón y desconecto el teléfono para que nadie me moleste, cuando salgo cansada de trabajar pero sé que ha valido la pena y cuando me siento importante porque me mandan un mail para decirme que me echan de menos.

PREGUNTAS AL AIRE



¿Existe alguna manera de conseguir que el amor sea correspondido? ¿Basta con sentarse a esperar o hay que hacer algo? Si sólo se trata de esperar ¿cuánto tiempo hay que esperar antes de desesperarse?

¿Puede alguien amar sin ser correspondido? ¿Debe hacerlo?