ODIO

Te odié por conocerme mejor que yo. Me odié por no poder mentirte. Nos odié por encontrarnos.

Te odié por llenarme de tu olor. Me odié por emborracharte con el mío. Nos odié por sentirnos.

Te odié por contar la constelación de lunares de mi espalda. Me odié por sentir tu piel en la yema de mis dedos. Nos odié por equivocarnos.

Te odié por ser congruente. Me odié por amarte. Y nos odié por cobardes.

ROZANDO MI ALMA

Ya no compartimos hojas ni palabras, deseos y caminos. Ya no es nuestro el aire ni son nuestras las soledades. Ya eres ausencia.

Y sin embargo, sigues rozando mi alma y robando mis sueños. Sigues entrando en mi piel y bebiendo mi interior. Aún tiemblo cuando tu sombra se posa sobre la mía y siento que me acaricias, mientras me escondo bajo la almohada para no llorarte con mi memoria.

Y sueño que en silencio me susurras que aún no es tarde, que aún estamos a tiempo para hacer de este otoño el nuestro.

Y es que, a pesar de todo, sigues rozando mi alma.

DE COLACAO Y COCACOLA

A veces la vida es tan sencilla como caminar. Vamos recorriendo nuestro camino pisando más o menos fuerte, dejando huella o pasando de puntillas. Me gustaría tener muchas botellas de cristal llenas de grandes momentos, esos que hacen que tu vida se parezca a un anuncio de Coca-Cola. Me gustan las cosas sencillas, las soluciones brillantes, las buenas ideas, tachar una nueva línea de mi lista de problemas.

Estoy volviendo a una vida que me gusta y sé las coordenadas de la gente que está conmigo. Me dan miedo los cambios, que llegue un día en que ya no tenga nada que guardar en mis botellas de cristal. He vuelto y hay cosas que ya no son igual, sé que algunas tardaré mucho en acostumbrarme a saber uq ella no están, pero me doy cuenta de que no me van a faltar momentos que embotellar.

Hay veces que si remueves mucho la leche con el colacao, puedes ver el fondo del vaso. Pero tienes que remover con mucha fuerza, crear un gran caos, poner tu vida patas arriba y que ya nada sea lo que debería ser. Y allí, en el fondo, acurrucada en un rincón, me gusta quedarme.

Sé que estoy en medio de algo que se mueve muy deprisa, pero a veces me gustaría controlarlo todo. Hacer que todo se pare, atarlo muy muy fuerte, da igual que sea mi vida o mi colacao.

Estoy en relativa calma, no hace viento ni para mover un poco el pelo, pero sé que si me muevo mi equilibrio se romperá. Vaya hacia donde vaya, algo va a cambiar, así que me quedo un día más en mi rinconcito y cierro los ojos muy fuerte para no ver que me estoy quedando sin espacio.

Un día la calma se fue y empezó a llegar una ligera brisa. Decidí que tenía que huir, yo no quería viento, no sabía qué podía arrastrar aquello y me fui. Hice las maletas y desaparecí. Que pase lo que pase, pero mejor que pase cuando no esté yo.

Fui cobarde y el miedo me ganó la partida. Me jugué el futuro y perdí. No opuse resistencia, ni siquiera propuse una revancha. Estoy perdida. Ya no hay rincón de tranquilidad en el fondo del vaso de colacao.

SOÑANDO DESPIERTA

Hoy he vuelto a pensar en ti bajo la ducha.

Hoy he vuelto a escribir tu nombre en la mampara...


CIEN

Cien veces me he caído
Cien veces me he vuelto a levantar
Cien veces he amado
Cien veces he llorado por amor.

Cien veces he reído hasta llorar
Cien veces he soñado que me amabas
Cien veces he vuelto a creer que todo es posible
Y cien veces he dejado parte de mi alma en este blog

Gracias a todos los que habéis leído alguna de mis cien pequeñas historias.

Cien besos.

HISTORIAS DE AMOR

Las historias de amor terminan. Pueden hacerlo bien o mal o puede que nunca hayan empezado, pero si quedan a medias es que no eran historias de amor. Las verdaderas historias de amor remueven el corazón de felicidad, de dolor, y, a veces, de ambas.

He vivido de las dos, de las que me hiceron levitar por su palabras, por sus gestos, e incluso por sus manías. Y las que hicieron que empapara la almohada de lágrimas noche tras noche, que rompiera sus fotos y maldijera su nombre para morirme de pena y notar cómo se aceleraba mi corazón con sólo pronunciarlo.

Estar ebria de amor es la sensación más fantástica por la que he pasado. Pero como no todo podían ser ventajas, la pena de amor trajo a mi vida el deseo de que la muerte fuese un derecho reconocido para la persona que sufre por él, porque el dolor era tan profundo que deseaba morir para no echarle tanto de menos, para no tener que luchar contra ese sentimiento ingobernable en su ausencia.

El amor es algo tan contradictorio como cierto, tan intangible como real, tan lleno de magia y locura, que la cordura parece perderse en lágrimas o en risas de verdadera felicidad cuando irrumpe con su espíritu insolente en nuestras vidas.

Y, a pesar de todo el dolor que genera la pérdida, las personas seguimos intentando una y otra vez mantener una relación, encontrar a aquella persona que encaje perfectamente con nosotros. Porque sólo hay una cosa peor que perder el amor: no encontrarlo.

PASATIEMPO

Y, de repente, con quien podías pasar horas y horas hablando sin llegar a cansarte nunca, te sorprende.

Te caes del guindo, y las palabras no te llegan a la boca, se quedan atascadas en la mente. Se despeñan por el abismo.

Es curioso.

Es... (pon tú el adjetivo).

UN RAYO DE SOL

Ahora que se acerca el invierno y cada vez anochece más pronto, me gustaría poder embotellar un rayo de sol. Guardarlo para mí, para cuando las noches sean largas y frías. Un rayo de sol al que pueda recurrir cuando a mi alrededor sólo haya frío y oscuridad.

Basta que algo no pueda guardarse, para que una sienta ganas de retenerlo. Igual que no se sabe hasta cuándo te acompañará el eco de su voz, ni cuando se te vetará el murmullo de su risa, ni cuando apagará su brillo para ti.

Es como intentar cazar una estrella, sabes que no es posible, pero... ¿cómo resistirse a intentarlo?

DONDE TÚ SABES

Acaríciame en los orígenes de mi alma, donde mis formas se transforman en emigmas, sólo donde tú sabes. Despiértame, mírame, bésame, háblame. Sacúdeme de esta moderación.

Bésame allí donde tú sabes: donde nacen mis gemidos y vertientes, donde habita la locura y la cordura se contrae, dilatando mis fibras ocultas, deslizando escalofríos por los peldaños de la piel. Dibuja mi contorno con tu lengua, repasando pecas y lunares, curvas y rectas...

Búscame. Allí donde tú sabes... donde yo te espero...

FELIZ NAVIDAD

La fecha del 25 de diciembre como día de Navidad se fijó en el siglo IV. Estudios astronómicos, sumados al descubrimiento documental de 1947 sugieren que la Navidad debiera festejarse entre el 14 y el 15 de septiembre.

La estrella de Belén debió ser un fenómeno astronómico relevante para empujar a los magos a cruzar miles de kilómetros. Desde el siglo XVII los astrónomos se inclinan por una triple conjunción planetaria de importancia, esto es, una reunión de tres planetas lentos en el mismo lugar del cielo, lo que desde la óptica terrestre se vería como una luz muy potente.

Descartados Urano, Neptuno y Plutón (al que además han desposeído de su título de planeta), de los que nada se supo antes del telescopio, y Venus y Mercurio, cuyo paso es efímero, los más lentos y visibles pudieron ser Saturno, Júpiter y Marte.

Así las cosas, la estrella de Belén habría sido una triple conjunción Marte-Júpiter-Saturno.

La polémica entre 25 de diciembre y 14 de septiembre sigue abierta pero, en cualquier caso y, por si las moscas, feliz navidad.

RECUERDO...

Recuerdo ese tiempo en el que no necesitaba el aire para vivir porque me bastaba tu boca para respirar. Ese tiempo en el que tu mirada me servía de guía, tus manos de asidero, tu cuerpo, mi equilibrio.

Tus suspiros eran cosquillas y tus palabras círculos, que me envolvían y acariciaban jugando con mis oídos. Me columpiaba en tu sonrisa, me bañaba en tus ojos, me relamía en tus labios. Derrochábamos sonrisas y caricias sin pensar que un día se acabarían.

Un tiempo de placer, en el que descubrías lunares en mi piel y yo en la tuya cicatrices, el sabor de las lágrimas era dulzón y no dolía derramarlas.

Hubo un tiempo en que me amaste.

HACE UN AÑO

Hace un año todo fue más fácil, porque estabas. Hace un año, me junté con mis amigos, tal vez eran muchos, o tal vez eran pocos, pero no importó tanto.

Hace un año algunas cosas me alegraron, y fueron mucho más mágicas, porque las podía compartir contigo. Hace un año algunas cosas me deprimieron, pero no fueron tan duras, porque siempre podía contar contigo para aliviarlas.

Hace un año tenía un blog, pero no me hacía falta, porque si necesitaba decir algo, contigo me sobraba. Hace un año, si hubiese tenido un blog y hubiese pasado un año, lo habría celebrado.

Hace un año, levanté una copa y repeti la misma frase que te había dicho horas antes, pero esta vez con lágrimas resbalando por mis mejillas y deseando que el alcohol disolviese todo el dolor. Ha pasado un año y algunas cosas me han faltado, alguna han dolido un poco y otras algo más, pero lo que más ha dolido es que ahora sé que, hace un año, tampoco estabas.

LETRAS DE LIBROS

Le gustaba, y no de la manera condescendiente en que los chicos mayores toman bajo su protección a los más pequeños. Nunca había habido ilusión alguna de que Bean necesitara algún tipo de protección. Llegó a la Escuela de Batalla como un superviviente consumado y, en cuestión de días (quizás en cuestión de horas), sabía más sobre el funcionamiento interno de la escuela que nadie más. [...]

Los otros se picaron con Bean entonces, por el hecho de que hubieran elegido al más joven de todos para dirigirlos en lugar de Ender y porque temían que fuera su comandante para siempre. Se sintieron aliviados cuando Ender llegó, y no trataron de ocultarlo. Eso tuvo que herir a Bean, pero Petra parecía ser la única que pensaba en sus sentimientos. Para lo que le servía. La persona que menos parecía pensar en los sentimientos de Bean era el propio Bean.

Sin embargo, valoraba su amistad, aunque rara vez lo demostraba. Y cuando ella fue dominada por el cansancio durante una batalla, él fue el único que la cubrió, y fue el único que demostró que seguía creyendo en ella con tanta firmeza como siempre. Ni siquiera Ender confió en ella del todo con el mismo nivel que antes. Pero Bean continuó siendo su amigo, aunque obedeció las órdenes de Ender y la vigiló en todas las batallas restantes dispuesto a cubrirla si volvía a venirse abajo.

Bean fue el único con quien ella contó cuando los rusos la secuestraron, el único que sabía que recibiría el mensaje que ocultó en un gráfico de e-mail. Y cuando estuvo en poder de Aquiles, fue Bean quien consideró su única esperaza de rescate. Y él recibió su mensaje, y la salvó de la bestia."

Marionetas en la sombra
Orson Scott Card

CUMPLEAÑOS

Hoy me levanto con un año más de alegrías y penas a mis espaldas.

A lo largo del día mi móvil irá recibiendo mensajes, algunos deseados, otros me sorprenderán cuando vea quién los envía y quizás hasta los reciba de gente a la que no sé realmente si tengo que agradecerles que se acuerden.

También vendrán llamadas de teléfono. Me preguntarán si hay algún plan especial y les diré que no tengo nada nuevo planeado, que, como todos los años, tendré la comida de verano de la oficina y que cuando lleguen las cinco de la tarde tendré tanto alcohol en el cuerpo que me costará intentar parecer sobria cuando descuelgue el teléfono. Como si lo estuviera viendo.

Y en algún momento del día me diré: “Es mi cumpleaños. Tengo un año más.” Una se siente más vieja de repente, pero sólo es un día como otro cualquiera en el que me podré plantear tranquilamente si va bien la cosa, si avanzo, si este periodo de 365 días ha sido positivo, si he aprendido algo realmente trascendente... y quizás piense que debería hacerme algún buen propósito para el año que empiezo.

Entonces, por un momento, tendré una crisis existencial, por llamarlo de alguna manera, cuando sienta que no estoy haciendo nada de provecho con mi vida, que simplemente dejo que el tiempo se deslice.

Y me dará por pensar en las muchas cosas que me gustaría hacer en la vida como por ejemplo: viajar, ver muchos sitios del mundo, vivir en otros países, aprender idiomas, conocer otras personas, otras culturas, tener muchas experiencias, vivir en la naturaleza, practicar todo tipo de deportes, tener una familia, escribir libros, hacer películas, ser astronauta, aprender a tocar varios instrumentos musicales, componer música, hacer arte, pintar, y muchas cosas más…

Pero, a estas alturas de la vida, estaría ciega si no me diera cuenta de que no me va a dar tiempo a hacer todo aquello que me gustaría. Por eso, después de mucho tiempo pensando en algún buen propósito, para este año sólo me hago uno: quiero que el aire que entra en mi cuerpo tenga la certeza de que no se quedará para que cuando sienta que me asfixie pueda reemplazarlo con otro que tenga mejores intenciones, es decir, todo lo que haga o deje de hacer será porque yo lo decida...

Y sí, supongo que a estas alturas estarás pensando que hacer un post sólo para decir que es mi cumpleaños y que en el año que empieza sólo pienso hacer lo que me dé la gana carece de línea editorial, pero ¡qué demonios! Al fin y al cabo, una sólo cumple una vez al año.

ATRAPADA

Todavía tengo escalofríos al acordarme de ese beso tuyo. Ése en el que la oscuridad nos escondía. Ése en la intimidad de tres. Cuando no sabía si tus labios tocaban los míos de casualidad o con intención. Cuando yo no sabía besarte, y temblaba de miedo. De miedo a todo. Y de felicidad fugaz, imposible e infinita. De esa que en ese mismo momento sabía que ya jamás volvería a rozar... y que desapareció cuando dejé de tocarte aquel fin de semana de sueño y sorpresa.

Ahora que he perdido tantos momentos que pasé contigo, tantos abrazos que traspasan, tantas sonrisas a tiempo, tantas miradas. Ahora que ya no los tengo... sólo recuerdo tu respiración, tu olor, tu calor, tu aliento, tu beso y el tacto de tus manos. Tu voz.

El reloj de arena cayó deprisa. Cayó el último grano, de golpe... y dolió, mientras tú te dabas la vuelta. Yo... me había caído en tus ojos, con esa oscuridad... y tú... tú te acababas de escapar para siempre de los míos.

Aún sigo ahí atrapada. En esos ojos que ya no puedo mirar y en los que ya no me puedo ver. En tus caricias. Y aún no quiero salir. Un recuerdo dura siempre. Y, en ese escalofrío, yo siempre sentiré lo mismo.

TENGO UN ÁNGEL

Sí, sí, como suena, tengo un ángel. A lo mejor hay quien no tiene un ángel como yo... es posible, pero yo me siento especial teniéndolo, porque sé que es único y creo que yo soy única para él.

Para los que no tengan un ángel, les aviso que no es fácil conseguir uno, porque uno no lo elije, ni lo encarga, ni lo compra, ni se vende. Es un regalo y quizás haya veces en las que sientas que ni siquiera te lo mereces. Y es por eso que no importa cuánto tengas ni cómo lo utilizas, porque los ángeles te eligen y permanecen a tu lado toda la vida.

Pero tu ángel no sabe que es tu ángel, simplemente lo es. Es quien viene a abrazarte a casa muerto de preocupación porque tu teléfono está apagado y lleva horas llamándote, quien es capaz de saber que estás mal aunque no haya hablado contigo y esté a cientos de kilómetros de ti, quien te apaga la luz cuando te quedas dormida encima del libro y te tapa para que no te enfríes, te manda SMS diciendo que ha visto algo que le ha recordado a ti y hasta te riega las plantas cuando estás de vacaciones...

A veces me pregunto si yo seré el ángel de alguien...

¿Y tú? ¿Tienes o eres un ángel?

MEME

Con un poco de retraso, respondo al meme que me mandó Dintel:

"Se quedaron de pie en ese rincón de oscuridad y quietud, mientras los ecos y gritos de la batalla llegaban desde el tubo elevador."

Pertenece al libro "Danza de Espejos" (Lois McMaster Bujold), el sexto (de siete) de la saga centrada en Miles Vorkosigan un héroe y antihéroe al mismo tiempo.

COSAS QUE HUBIERA QUERIDO SABER

Después de leer un post de Irre, me paré a pensar la cantidad de cosas que se aprenden con los años, y todas esas que habría agradecido que alguien me hubiera dicho, aunque sé que, por desgracia, hay cosas que sólo se aprenden en carne propia.

Inauguro hoy una nueva categoría: "cosas que hubiera querido que alguien me dijera".

1. El primer amor podía ser para siempre, pero la relación no.
2. Esa gente para la que yo no era lo suficientemente buena, estaban tan perdidos como yo.
3. La mayoría de los intentos por hacer sentir mal a alguien suelen terminar con uno sintiéndose peor.
4. Hay peleas que valen la pena y otras que no.
5. Tratar de impresionar a otros es inútil y a menudo ridículo.

Es sólo una pequeña lista que iré aumentando. Por supuesto, se aceptan (¡y se agradecen!) sugerencias para nuevos posts.

SOL Y LIBROS

Hoy es uno de esos domingos en los que tienes posibilidades de hacer de todo y decides no hacer nada. De esos en los que las sábanas no te quieren dentro de la cama, pero el aire del otro lado de la puerta está muy caliente para la piel del cuerpo.

Entonces, después de un delicioso rato de lectura al sol, me quedo aquí, frente al teclado. El teléfono no puede sonar porque está desconectado y, aunque sonara, no lo contestaría, porque no estoy para negativas. No, no quiero salir de cañas. No, no quiero ir al cine. No, el mundo no se va a acabar hoy. Hoy estoy de tan buen humor que me sería imposible ser negativa.

Es domingo. Un domingo en el que no siento la necesidad de hacer algo para olvidar otra cosa. Sólo es un día con un nombre simpático. Y me da risa, como me dan risa la mayoría de las cosas que me pasan todos los días: como que el portero me quiera dar conversación y yo salga corriendo para intentar que no me cace. O mis becarios, que me llaman para que los rescate de sus broncas y luego me invitan a que me una a sus juergas, o mi jefe, que hace bailes de la victoria conmigo cuando algo sale bien.

Otro domingo más de sol en la piel y libros en el sillón.

SERÁS...

Serás efímero como el perfume. Volátil y fresco como las gotas que se adhieren en mi piel. Y me impregnaré de tu fragancia.

Serás el deseo, la tenue luz, la música en los oídos, la copa de vino, las sábanas limpias y frescas. Y me embriagaré de ti.

Serás el solsticio de verano, la luna, la pasión, el calor y la locura. Y enloqueceré por ti.

Serás la calma y la tempestad, la ropa tirada, las sábanas revueltas, la puerta cerrada. Y me llenaré de ti.

Serás tus manos y mi piel, tu voz y mi boca, tu mirada y mis ojos. Y me perderé en ti.

Serás esta noche.

SAN JUAN

Las personas pueden olvidar lo que les dijiste,
las personas pueden olvidar lo que les hiciste,
pero nunca olvidarán cómo los hiciste sentir.

Y tú me rompiste el corazón...



...

Me mordí las uñas
para no verme tentada a clavártelas
en el pecho para arrancarte el corazón.

BRILLO

Vuelvo de vacaciones, de pasarme una semana recorriendo el sur de Francia. He paseado por las calles de Marsella y vengo con el sol de La Provenza pegado en la piel. Hoy no me importa que tus ojos no iluminen mi camino o que se haya pasado la tarde lloviendo porque hoy vuelven a nacer los viejos sueños y la esperanza se despereza.

Estoy contenta. No sé, me siento brillante. Como las bombillas redondas y blancas de mi calle. Y estarás pensando que estoy loca, que ni es Navidad y que, aunque lo fuera, mi calle no la adornan nunca. ¿Qué luces? ¿Qué bombillas?

Mira bien la próxima noche que pases por allí, porque también están al lado de tu casa: hay guirnaldas de luces blancas, de cuentas redondas y blancas ensartadas en un hilo fino y casi transparente, que se cruzan con árboles y buganvillas y hasta con ángeles de piedra y edificios del siglo pasado.

Ya las verás: son luces de fiesta, como el brillo que desprenden los ojos cuando eres feliz. Un detalle pequeño, que no se ve, pero que hace brillar a todo un parque.

No sé por qué brillo. No es culpa mía, no tiene mérito. Eso sale solo... Pero me gusta.

LA TRISTEZA Y LA LLUVIA



Cielo nublado. Probabilidad de lluvias y tormentas. Vientos moderados en la mitad norte". Eso decía el pronóstico del tiempo para hoy.

Veo venir las nubes desde la ventana de mi despacho. Las nubes se acercan mirándome fijamente, me sonríen. Y, como siempre, la tristeza aparece cuando el cielo se pone gris plomizo.

Ésta es sólo mía, de nadie más, y las dos lo sabemos, nos conocemos demasiado. Sé que llega, se instala y me acompaña todo el tiempo y, aunque quiera ignorarla, no puedo. Me abraza fuerte, me inunda el alma y ahí es donde se hace fuerte y toma el control. Es una de las pocas cosas, no, es la única, que llega y se va cuando ella quiere y no cuando yo decido.

Es raro, pero no me disgusta que me penetre y no me desagrada ni me fastidia que me gobierne entera. Pero me desgasta. Me chupa la energía, me consume la voluntad. Creo que se alimenta de eso.

Y si llueve... no podéis imaginar lo que hace conmigo cuando llueve. No sabéis lo que queda de mí. Ya va llegando. Ahí viene.

Hoy siento que no puedo pelear contra esta tristeza que amenaza con quedarse a vivir dentro de mí para siempre.

Que no llueva mucho, por favor. Que no llueva...

VOLVER

El otro día dejé el blog. Sí, no te has enterado, pero lo dejé. Me prometí ni un post más, me prometí escapar de mí, de mis historias repetidas. Salir de aquí y empezar en otro sitio.

Escapar. Bueno, más bien desaparecer de esa forma que tanto me atrae. Sin que nadie se dé cuenta, sin dejar marca.

Como hoy, en el supermercado, dos dependientas. Una le dice a la otra que acaba de caer en la cuenta de que hace semanas que no está el vendedor de cupones en la esquina. La otra, resuelta, contesta "¿Se ha muerto?", "No sé, pero no está", dice la otra. Y siguen a su tarea.

Yo me prometí irme así, pero no puedo. Hay cosas que me atan demasiado, mucho más de lo que quiero reconocer. No puedo dejar de escribir.

Hoy lo explicaba para entenderme: necesito escribir para entender la vida. Para aceptarla tal cual es y encontrarle su encanto. Al menos, aunque el resto no me guste, aunque el resto no funcione, aunque un día el resto fuera un fracaso, tendría la suerte de contarme historias y jugar a las palabras encadenadas.

Así que me vuelvo a pegar aquí. Vuelvo a venir con el corazón en un puño, en tu puño. Es tuyo. Es tan tuyo como mías son las letras.

MADRUGANDO

Ocho menos diez de la mañana. Cuerpo quieto, concentrado en abrir los ojos. Mente intentando averiguar a qué cuerpo pertenece.

Ruidos en la calle. Canción facilona silbada. ¿Funcionarios?. Imposible, no tienen fuerza a media mañana, ¡la van a tener a las 8, antes de desayunar!

Conversación... con un tono de voz que dudo si están en el salón de su casa o arreando cabras.

¿Quién tiene tanta energía tan temprano? ¡Dios¡ ¡No! ¡Albañiles!

Ya puedo quitarle las pilas al despertador que en una semana no llego tarde.

SIN RENCOR

He limado mis uñas y he metido las manos en los bolsillos. En ellos he arrugado también mi dolor. Hoy no quiero reproches, los dos sabemos que son una pérdida de tiempo que sólo servirían para que nos enfadáramos.

No quiero hacerte daño, no quiero arañar tu piel. Hoy sólo quiero ser la mujer dulce que conociste un día, la que te hacía reír y vibrar y pensaba que la vida era mejor que lo que había vivido hasta ahora.

Tu mirada ya no se refleja en la mía, tu voz no resuena en mis oídos, tus labios ya no acarician mi piel. No tengo letras tuyas que me alimenten día a día. Mi vida sin ti sigue adelante, la tuya lo hará de igual manera, aunque te sueñe cada noche, aunque lo desee cada día, sólo quedan rescoldos de lo que un día fue fuego. He intentado mantenerlo encendido, pero se está apagando, apenas quedan brasas.

La despedida, un par de besos y, a pocos metros, volver mi cara y lanzar un beso al aire, para ti. Mi último beso, mi última sonrisa, mi último hasta pronto... que hoy es mi último adiós.

Sin dolor, sin amargura, sin reproches, sin arañazos, sin marcas, sin lágrimas, sin duelo, sin rencor, sin luto, sin ti...

Adiós, mi amor.

DEJATE LLEVAR

Me rodeas con un brazo. Abres la mano sobre la espalda y me ordenas: "dejate llevar". Me relajo, cedo a la disciplina silenciosa que impone tu cuerpo.

Empiezas a moverte. A moverte conmigo. Te sigo. Te respondo. Te dejo hacer. Me rozas, me obligas, me haces girar, me llevas más rápido y luego lento, muy lento. Obedezco. Tengo la boca muy cerca de tu cuello. Siento un perfume que no es un perfume. Es tu olor.

Es tu calor. Es tu mano en la mía. Es tu cuerpo pegado al mío.

Es tango.



NO NECESARIAMENTE

No tiene que ser ahora. No tiene que ser urgente, pero te aviso de que un deseo loco empieza a poseerme.

Hoy quiero abrazarte, perderme en tu sonrisa. Hazme llegar al cielo en un latido eterno. Lento, lento, lento. Quiero que tú me ames como si fuera única. Quiero que me acorrales en el rincón más íntimo y, enredada en tu cuerpo, robarte el aliento.

Puede ser hoy, pero no necesariamente.

MATEMÁTICAS VS FILOSOFÍA

Más allá del entorno que nos ha tocado en suerte vivir, las personas nos solemos distribuir bajo la órbita de dos grupos: el de la gente práctica y el de la gente compleja.

Los prácticos parecen abrazados a ese principio de la geometría que dice que la distancia menor entre dos puntos es una recta. Así, sus procedimientos son en general sencillos, definidos y contundentes: no suelen hacerse demasiadas preguntas y la filosofía les aburre o les parece inútil.

No conciben, por ejemplo, la idea de estar triste sin motivo: si uno les cuenta que está mal, la pregunta de rigor es "¿Qué ha pasado?". Si la respuesta es que nada, aunque tengamos conductas francamente suicidas, ellos desestiman el problema. Las cosas funcionan así en su cabeza, si no te pasa nada, no tienes por qué estar mal. Si, en cambio, contestamos que nos peleamos con nuestro novio, zanjan la conversación con un "si no te hace feliz, déjale".

Si bien son buenos compañeros de viaje por su impecable organización, las charlas de bar con ellos pueden ser aburridísimas, sencillamente se limitan a contar qué han hecho o qué van a hacer, y la idea de inventar una teoría sobre el color verde del césped o adivinar el nombre de la gente, les parece delirante o loca.

Debo confesar que en algún momento he admirado a este grupo. Quise ser así de práctica, así de clara, así de simple. Quise su aparente paz interior o su adolescencia sin turbulencias, una relación de pareja sana, cuidar sobrinos y divertirme con ellos. Y quise llegar a las conclusiones a las que yo llegaba pero en el mismo tiempo en que llegaban ellos.

Después están los otros. Los complejos. Los que desdibujan ese trayecto entre dos puntos dejando de lado la geometría. Aquí entran: los que tienen un blog, los que se cuestionan cosas del calibre de "¿Por qué he venido al mundo?", los que sufren de más, reiteradamente o sin causa aparente, los que leen lo que les gusta o les interesa, aunque no sirva para nada, los que pueden pasarse horas inventándose teorías de borrachos que no llevan a ningún sitio...

Y a mí, hoy por hoy, estos últimos me parecen más interesantes. Me seducen, me conmueven, me resultan enriquecedores. Me gustan porque son más divertidos, más emocionantes, porque tienen la cuota de conflicto necesaria. O porque, en realidad, son los dueños de la verdad absoluta, porque como dice la teoría de la relatividad con su idea del espacio-tiempo curvo, la mínima distancia entre dos puntos deja de ser ya una recta.

Y allí, entre esos dos puntos de inflexión, estoy convencida de que se esconden todos los secretos del universo.

PREGUNTAS AL AIRE

Y si lo mejor de la vida es esto que está pasando ahora? ¿Y si es despertarse en mitad de la noche para escribir una palabra más en el cuaderno cansado de viajar? ¿Y si es irse lejos por un tiempo y extrañarte a cada momento?

¿Y si es estudiar hasta que se te queden las pestañas pegadas en los libros? ¿Y si es la rutina de todos los días? ¿Qué pasa si esto es lo mejor de la vida? ¿Qué pasa si después de años de buscarlo, descubro que ese momento ya se me ha adelantado y pasó de largo sin esperarme?

¿Qué pasa si después de estar descartando lo que siempre pensé que no era para mí, encuentro que podría haber sido lo que siempre quise tener? ¿Qué pasa si finalmente me doy cuenta de que lo mejor de la vida fue eso que ya pasó, cuando yo aún estoy preguntándome cuándo llegará?

¿Qué pasa si la vida me da la oportunidad de encontrarme como siempre he deseado pero las cosas no son como yo esperaba? ¿Qué pasa si entonces siento que no puedo ni con mi alma cansada de tanto caminar mirando a todas partes sin encontrar nada?

¿Qué pasa si justo lo que quería encontrar estaba en algún cajón que nunca me animé a revisar de nuevo? ¿Qué pasa si ese "no es para ti" se transforma con el tiempo en "lástima, lo has perdido"? ¿Qué pasa cuando una siente que no siente y en realidad siente todo lo que nunca me animó a sentir?

¿Qué pasa cuando los amigos son más reales y hay que enfrentarse a verdades que duelen en el corazón? ¿Qué pasa con las peleas eternas y los mensajes que nunca llegaron a su destino?

¿Qué pasa hoy que no sé qué pasa y espero no estar para que no me pase a mí?

CRISIS

Tengo crisis de blog. Las teclas me pesan, las palabras se me traban y las ideas están muertas. Me doy mucha pereza, no creo tener una profundidad de pensamiento suficiente para tener algo que contarme últimamente.

Leo mucho, pero cosas sin gran contenido, no retengo las nuevas tendencias y aunque sé qué está pasando políticamente por ahí, la verdad es que no me interesa en absoluto. No tengo criterio para criticar el mundo y no tengo ganas de polemizar.

Voy viviendo en mi mundo, mirando a las personas y oyendo siempre un "tiqui, tiqui, tiqui, tiqui, tiqui tuk". A veces me quedo mirando a la gente y se me escapa en alto lo que oigo: "tiqui, tiqui, tiqui, tiqui, tiqui tuk".

Me miran raro pero yo me hago la loca y miro para otro lado....

EL SUEÑO NO SE RECUPERA

Me lo han dicho esta mañana, cuando llegaba protestando porque últimamente apenas duermo y por las mañanas me caigo de sueño. Y no me importa si con sueño se referían al tiempo que pasamos durmiendo o me querían hacer pensar.

Teniendo en cuenta que quien me lo dijo conoce todas mis aspiraciones frustradas, me inclino por lo último, pero voy a tomar la primera opción, porque no me apetece reflexionar sobre la segunda.

Anoche estaba ya en la cama, no me podía dormir y me levanté a encender de nuevo el ordenador. ¡Lo que molesta el blanco de la página de Google!, sólo podía mirar con un ojo.

Hacía fresco fuera. Me gustan estas noches en las que no hace demasiado frío. Se oye correr en viento, se cuela moviendo las cortinas y termino acurrucada en el sofá bajo una manta.

No quiero pensar que no puedo dormir por lo que me empieza a quitar el sueño.

LA PRINCESA Y EL ENANO

Había una vez una princesa que vivía en un palacio muy grande. El día que cumplía trece años hubo una gran fiesta, con trapecistas, magos, payasos... pero la princesa se aburría.

Entonces apareció un enano. Un enano muy feo que daba brincos y hacía piruetas en el aire. El enano fue todo un acontecimiento. "¡Bravo!, ¡bravo!", decía la princesa, aplaudiendo y sin dejar de reír. El enano, contagiado de su alegría, saltaba y saltaba hasta que cayó al suelo rendido. "Sigue saltando, por favor", dijo la princesa. Pero el enano ya no podía más. La princesa se puso triste y se retiró a sus aposentos.

Al rato, el enano, orgulloso de haber agradado a la princesa, decidió ir a buscarla, convencido de que ella se iría a vivir con él al bosque. "Ella no es feliz aquí", pensaba el enano, "yo la cuidaré y la haré reír siempre".

El enano recorrió el palacio, buscando la habitación de la princesa, pero al llegar a uno de los salones vio algo horrible: ante él había un monstruo que lo miraba con ojos torcidos y sanguinolentos, con unas manos peludas y unos pies enormes. El enano quiso morirse cuando se dio cuenta de que aquel monstruo era él mismo reflejado en un espejo.

En ese momento, entró la princesa con su séquito. "¡Ah!, ¡estás aquí!, ¡qué bien!, baila para mí otra vez, por favor", pero el enano estaba tirado en el suelo y no se movía.

El médico de la corte se acercó a él y le tomó el pulso. "Ya no bailará más para vos, princesa", le dijo. "¿Por qué no?", preguntó la princesa. "Porque se le ha roto el corazón". Y la princesa contestó: "De ahora en adelante, que todos los que vengan a palacio, no tengan corazón".

Yo sigo prefiriendo que me rompan el corazón una y mil veces a no sentir nada. Es bueno volver a casa.

VACACIONES

Viajar... escapar, irse lejos. En un rato cojo un avión y me voy lejos. Muy lejos de aquí. Mis ojos ansiosos de ver lo que es escapar de esta vida ingrata en medio de la rutina.

La maleta casi vacía. Me llevo lo que tengo: lo que soy, lo que fui una vez, lo que voy a ser cuando este allí. Y aunque todavía no lo sé, imagino la paz: caminos que se abren, llenos de un aire distinto, más liviano, charlas, planes que siempre trazamos aunque dudemos de que puedan ser llevados a cabo algún día.

Me voy para otro lugar, con una maleta, poco abrigo y el dolor en el alma. Me llevo lo indispensable... libros, música, un vestido de fiesta y mi maltrecho corazón.

VENENO

Camisa blanca entreabierta mostrando el escote, canal por el que se pierde tu mirada. Pechos apenas cubiertos, insinuados bajo el transparente encaje. Caderas de vaqueros viejos. Botones pidiendo que los desabroches.

Sonrisa divina. Perfume del diablo. Mirada pícara desafiándote.

Tengo abiertas las venas. Vierte en ellas tu veneno.

SUPERPODERES

No sé si me lo han pegado, como la gripe. No sé si lo he heredado, me lo han traspasado como un título o un reinado, o si lo he aprendido de golpe. Quizás es un superpoder. Ha venido tras un experimento, se les has escapado un bicho del laboratorio, me ha picado esta noche y ahora soy más fuerte. Sí, seguro que es eso.

No estoy segura, pero desde hace un rato tengo un poco más de una capacidad que antes no tenía. Es la capacidad para rechazar lo que duele: sacarlo fuera, despegarlo, sin dolor, sin anestesia. Más aún, sin darle importancia. ¿Será como ir al gimnasio, que te sale músculo y ya no tienes agujetas?

No sé cómo es, pero lo cierto es que ya ha perdido importancia lo que hasta hace unos minutos me hacía llorar. No, no me he vuelto insensible. Sólo me he dicho "por eso no se llora"... y... es verdad. No lloro, no pica, no duele, no quema, no escuece y con eso no se pierde el tiempo, vamos a dedicarlo a mejores empresas, que hay mucho que hacer. Y así lo he hecho.

Y ahora estoy a mis cosas, a las que realmente importan, y no me desespero. Ya no espero más, porque sé que siempre hay más. Sin querer, sonrío. Sé que es es parte de la vida y... creo que hasta me gusta.

ME QUIERO

Mañana no me llamará nadie para decirme que me quiere o que me echa de menos, y tampoco me llegará ninguna sorpresa en forma de flores o bombones. Mañana no me querrá nadie más que yo.

Porque, aunque a ratos sólo quiera llorar porque tú hayas dejado de hacerlo, yo me quiero.

Me quiero cuando sonrío, cuando lloro porque estoy sola, cuando jugamos al tenis y lanzo cada pelota como si fuera una bala, cuando me meto en la cama con las sábanas limpias que huelen a suavizante, cuando aunque me recoja el pelo se me mete en los ojos, cuando me arreglo y me pongo tacones y cuando me brillan los ojos disfrutando de las pequeñas cosas.

Me quiero cuando me lleno la cara de chocolate preparando una tarta de cumpleaños, cuando salgo del gimnasio y no tengo fuerzas ni para moverme, cuando las tardes de los domingos me quedo en casa remoloneando, cuando me siento a leer en mi sillón y desconecto el teléfono para que nadie me moleste, cuando salgo cansada de trabajar pero sé que ha valido la pena y cuando me siento importante porque me mandan un mail para decirme que me echan de menos.

PREGUNTAS AL AIRE



¿Existe alguna manera de conseguir que el amor sea correspondido? ¿Basta con sentarse a esperar o hay que hacer algo? Si sólo se trata de esperar ¿cuánto tiempo hay que esperar antes de desesperarse?

¿Puede alguien amar sin ser correspondido? ¿Debe hacerlo?

COSAS PENDIENTES

Hay cosas que una siempre dice que hará en la vida cuando pensamos que la vida es tan larga como para poder llenarla de cosas, y no es que la vida no sea larga o que no esté bien llenarla de cosas (algo así como tu propio baúl de recuerdos), el problema es que no sólo pensamos que la vida es larga, sino que precisamente por ser tan larga tendremos mucho tiempo para hacer todas esas cosas que queremos hacer.

Pero... ¿es así? ¿Cuántas cosas nos damos cuenta de que podíamos haber hecho y no hicimos? Porque algunas cosas se pueden hacer en cualquier momento, pero hay otras que tienen un tiempo y un lugar y ya sólo podemos verlas no sólo como cosas incumplidas, sino también irrealizables.

Esta mañana no tenía ganas de trabajar, me he puesto a mirar por la ventana y a pensar en las cosas que me faltan por hacer, y me he dado cuenta de que son muchas. Algunas más urgentes que otras, algunas más sencillas, otras más complicadas, más difíciles. Pero también me di cuenta de que hay algunas que ya puedo tachar de la lista porque ya no forman parte de mí.

Me refiero a que con el tiempo una va cambiando y cosas que antes parecían importantes y dignas de ser tomadas en cuenta, con el tiempo pierden todo el sentido. Así es que hoy, además de pensar en todas esas cosas, intenté reformular mi lista de cosas pendientes. Eliminé las que no tenían importancia ahora y fui añadiendo algunas que había omitido en algún momento y pensé que, aunque la vida es larga, es mejor tenerlas presentes, para poder hacer las cosas con tiempo...

VIOLETA

Se habían conocido cuatro horas antes y apenas habían intercambiado más de una docena de frases que no fuesen las estrictamente necesarias y referidas al trabajo, hasta que él, mirándola a los ojos y le dijo:

- Si tuviera que describirte con un color, sería el violeta.

Lo dijo así, sin más. Y ella no supo si preguntarle en ese mismo momento para saciar su curiosidad, o si dejar pasar unos segundos hasta recibir una explicación cuando él quisiera darla. Al final, decidió quedarse en silencio, si él quería darle una explicación, ya se la daría cuando lo estimase oportuno.

No tuvo que esperar demasiado hasta que él se puso de nuevo a hablar.

Entonces le dijo que para definirla, debería buscar algo que tuviese necesariamente dos partes, una referida a la calidez, la dulzura, la energía, el amor, la pasión que ella emanaba por los ojos y por la piel, a simple vista; y otra que tuviera relación con un deje de tristeza, una pena, algún dolor que sin duda estaba presente en su alma.

Por eso había elegido el violeta. Una parte de rojo, de calidez, energía, amor, y una parte de azul, de tristeza, de dolor.

Violeta. Ése era su color.

LLENA

Hoy me he parado a pensar cómo surgió la idea de hacer este blog... Creé este lugar para esconderme de mi misma, para elegir un personaje donde pudiera ser más libre y ponerme la careta que me quedase mejor.

Iba a comenzar a inventarme un mundo. Un mundo de amigos, un mundo de magia, un mundo de locuras e incoherencias. En fin, un mundo perfecto en el que me sintiera feliz. Y éste iba a ser mi refugio, mi terapia, mi lugar de libre expresión. Un lugar donde la única ley que rige es la de vivir sin leyes, un lugar anárquico, de amor, de protesta, de dolor, de méritos, de frustraciones, de alegrías, de decir lo que se piensa y jamás cerrar la boca, de pasiones, de sentimientos...

Éste iba a ser mi mundo, mi sueño, mi guarida... donde todo sería más fácil, más noble y más sincero. Donde poder compartir una parte de mí. Tal vez la parte más sensible, la más tonta, la más dócil, la más creativa, la más romántica, la más loca, la más soñadora.

Y, las vueltas que da la vida, al final, ha pasado todo lo contrario; porque es aquí donde me he desnudado por completo y hasta me animaría a decir que, dentro de palabras sueltas y moviéndome entre frases grandilocuentes, soy más yo que en ningún otro sitio, aquí me he sentido llena.

Poco a poco esto ha dejado de ser un refugio para convertirse en un hogar. Los comentarios ya no son de desconocidos sin nombre, detrás de cada uno hay una persona a la que pongo rostro, voz y una historia. Y es esa historia que llevamos a cuestas la que a veces nos obliga a dejarlo.

Para los que el blog es una terapia, y la terminan cuando se curan, para aquellos para los que el blog dejó de ser divertido y pasó a ser una obligación y lo dejaron, para los que un día deciden que quieren una vida diferente y echan el candado, para aquellos a los que han desahuciado, para los que deciden cerrar… Hoy mi post va por todos ellos.

Hoy va por ti, Belén.

AHÍ EMPEZÓ TODO

Eran poco más de las doce de la mañana. Envuelta en mis pensamientos no me di cuenta de la hora y de que habíamos dicho que a eso de las once haríamos un descanso. Te vi pasar por la ventana, miraste por ella buscándome y cuando me viste me guiñaste un ojo.

Recogí todos los papeles que tenía desparramados encima de la mesa y salí a toda prisa a encontrarme contigo. Al mirarme me sonreíste. Al volverte a ver, sonreí yo.

Fuimos juntos hasta el ascensor y nos metimos en el primer bar que encontramos. Una cocacola rápida, lo justo para despejarnos un poco, pero no tanto como para perder la concentración. En ese cuarto de hora, hablamos de todo y de nada, de mi vida en Madrid, de tu trabajo, del tiempo, de tu perro...

De vuelta al trabajo no volvimos a hablar hasta que llegamos al ascensor. Entonces me miraste y me dijiste que el único color capaz de definirme sería el violeta. Me lo decías mirándome a los ojos y mientras lo hacías, mi corazón se aceleraba.

No pudimos hablar el resto del día. Nos cruzamos de nuevo al salir por la tarde, de nuevo en el ascensor y al llegar abajo, nos pusimos a andar sin rumbo. Paseamos y hablamos de mil cosas. Estuvimos uno al lado del otro, nos miramos, nos reímos... y allí, sentados en aquel banco me miraste y me besaste.

El mundo se detuvo. En ese instante éramos sólo tú y yo. Ahí empezó todo...

Y tú, ¿te acuerdas de cómo fue tu primer beso?

EL DIA DE LOS REGALOS

Ahora que sólo pensamos en qué nos traerán los Reyes y qué les llevaremos a los que nos han escrito cartas, empiezo a pensar en los regalos que me dejó el 2008. Los que vinieron en abril, cuando hacía tan buen tiempo y me regalaron aquella tarde de sol anaranjado acariciando el césped en el Jardín Botánico.

Hubo regalos que costaron más dinero: invitaciones a cenas con cubertería de plata, lámparas de cristal de Bohemia y anillos de brillantes una noche de estrellas quietas.

Regalos especiales, un libro cuando estaba mala, un libro para que no se me hiciera tan larga la convalecencia.

Los mejores: los paseos por una playa de arena blanca y agua azul turquesa, una canción por email, las sonrisas y los besos, la casa rural de Sos del Rey Católico. Los amigos nuevos que vinieron entre risas y sudor de gimnasio, la vista de Roma desde el Coliseo.

Una playa desde la ventana de casa de mis padres. Un bolso de marca. Un servilletero con cascabeles. Una libreta y un boli para escribir mis ideas cuando empecé a escribir un libro. El blog y los comentarios. El último: unas zapatillas para ser la más rápida y llegar hasta lo más alto.

A mi también me gustó hacer regalos: unos cómics cuando estabas malo, unas entradas para el cine con palomitas, muffins de chocolate para Claudio, un mapa para Jay, una mochila para Pedro, un bizcocho para Belén, un cuadro para Javi, una bola 8 para Eva, una camisa para Carmen, un llavero para Sharon, un imán para Wen, unas clases de buceo para David, unos billetes para Alberto, una serie para Edu, una comida para Ara, una chaqueta para mi hermano…

Y sí, se me olvidan, de los que yo he hecho y de los que he recibido, pero no porque no me gustaran, sino porque han sido tantos regalos y, porque aunque me hicieron mucha ilusión, lo realmente importante es que sigáis a mi lado.

Gracias a todos por estar ahí un año más.