CLARA Y JUAN

Sentada en el sofá, los ojos llenos de sal y sabor a tequila en la boca y Juan sentado a su lado, preparado para escuchar lo que tenga que decirle en una conversación en la que a ella se le sale el alma por la boca y su corazón gria socorro dentro del pecho.

- ¿Por qué no me has dicho nada en todo este tiempo? Somos amigos, Clara, pensaba que sabías que podías contar conmigo.
- Me dijiste que no te gustaba cómo miraba a Luis, por eso nunca te he vuelto a hablar de ello.
- No Clara, no has entendido nada, a mí me da igual cómo mires a Luis, pero eres mi amiga y te quiero y no me gusta ver que te están haciendo daño y no poder hacer nada por evitarlo. Además yo… - Juan duda-, yo…

Un silencio incómodo se acomoda entre los dos, mientras Clara intenta contener las lágrimas, hasta que levantando la cabeza, mira inquisitivamente a Juan y le dice: "Tú lo sabías, ¿verdad?".
- Lo sabemos todos menos él, Clarita. Luis es el único que todavía no se ha dado cuenta de que estás loca por él.
- Pero yo sólo soy su parche. Él nunca me ha querido y yo no sé quererle de otra manera que no sea así...

Juan intenta consolarla. No puede hacer nada por aliviar el dolor de ese corazón roto. Tan sólo esperar que su abrazo la reconforte. Pero Clara no necesita que la reconforten, necesita decir lo que siente y, como un torrente, las palabras y las lágrimas brotan, sin que nadie pueda hacer nada por detenerlas.

- Y ahora él está con Álex, y yo le quiero, pero no sé si puedo seguir teniéndole en mi vida como hasta ahora, porque desde que me la presentó, yo soy como de piedra, no puedo moverme de donde estoy, intento seguir viviendo, intento olvidarle, pero le busco en cada rincón, y siento que mi corazón no late y que hasta respirar es un esfuerzo...

También le dice que se murieron los sueños y las ilusiones, que sólo queda el dolor. Y que quiere que se acabe. Que quiere que acabe todo de una vez por todas, pero que si deja de llorarle tal vez también deje de sentirle y, a pesar de todo, quiere sentirle, aunque sea lejos, aunque él no la quiera sentir a ella.

9 comentarios:

belenmadrid dijo...

me matas...

bea dijo...

uff... amores no correspondidos....

qué pereza, no?

Lucía dijo...

Geminitas: "La mancha de la mora, con otra verde se quita", "No hay mal que por bien no venga" y "A mal tiempo buena cara". Todo eso dice el refranero español que es una auténtica fuente de sabiduría popular, así que no creo que sea necesario morirse... ¿no?

Bea, mogollón de pereza. No te imaginas las toneladas de pereza... pero a veces pasa, y tampoco puedes hacer nada por evitarlo :S.

Besitos a las dos y gracias por vuestros comentarios.

Ripley dijo...

Ufff, tema complicado y lo peor es que los sentimientos nunca se pueden controlar así que no hay forma de poder escoger de quién nos enamoramos y no sufrir por quien no nos quiere...¡ay el amor..y el desamor!

Lluís dijo...

Dile a Clara que el amor platónico es en si inalcanzable, y que si se consigue, se acaba.

En el Nucleo dijo...

Es duro amar y no ser correspondido, y tener k sufrir por ello.
Aunque muchas veces tambien se sufre por amar, por cierto lucia, ya acabo todo ( no hace falta que te diga mas,creo que sabes de que hablo)
muxos besos,desde el oscuro mundo de la tristeza infinita

En el Nucleo dijo...

y porfis,no comentes nada del tema en mi blog,si kieres hablamos por msg
besos

Anónimo dijo...

No se puede obligar a los sentimientos.
un saludo, Lucia

Lucía dijo...

Pauline, si pudiéramos controlarlo, no sería tan mágico, ¿no?

Lluís, por mucho que se lo diga a Clara, no lo creerá hasta que no lo vea con sus propios ojos. Hay cosas que sólo se aprenden de la forma más dura.

En el Nucleo... lo siento :(. Hablamos cuando quieras. Por muy infinita que veas la tristeza, te prometo que terminarás volviendo a sonreír.

Alicia, como siempre, un placer verte por aquí.

Besos a todos