CASTILLOS DE NAIPES

Basta una simple brisa para que las bases sobre las que has construido tu vida se vengan abajo como un castillo de naipes y, ni siquiera es necesario que seas tú quien sople.

Una de las opciones que tienes cuando esto pasa es volver a reconstruirlo tal y como estaba, recoger las piezas, ordenarlas e irlas colocando poco a poco, las que estaban en la base y, por lo tanto, sostenían al resto, en la base, y seguir colocando las piezas, una a una, hasta que vuelvas a tenerlas todas colocadas.

Otra opción es dejar todas las cartas encima de la mesa, tal y como quedaron al caer, y esperar que encuentren su sitio por sí mismas. Y, aunque pueda sugerir cierta dejadez pretender que las cosas se arreglen solas, puede ser todo un acto de valentía enfrentarse al hecho de aceptar que algunas de las fichas ya no deben estar donde estaban, e incluso, reconocer lo que sabíamos desde hace tiempo, que algunas piezas ya ni siquiera están en nuestro puzzle.

A la larga, todo se reduce a que, quizás tú no hayas tenido nada que ver con el soplo que le ha dado la vuelta a tu mundo, como si de una veleta se tratase, pero te toca a ti elegir el camino por el que quieres seguir caminando y, aunque te pueda dar miedo desconocer lo que puede haber detrás de la siguiente curva, tienes que darla si lo que quieres es avanzar.

Y, si por casualidad, despistes o a propísito, vez te pasas de la salida, no te quedará más remedio que elegir entre trazar un nuevo camino para intentar volver a tomar la salida correcta, arriesgándote a que cuando llegues esa salida ya no sea la que te lleva a donde quieres ir, o buscar un nuevo camino. Hagas lo que hagas, cada paso deja su huella y hay que afrontarlo, porque hay tantos devíos como decisiones que tomes.

Pero no merece la pena tomarse tan en serio, y muchas veces es mejor no pararse a pensar y simplemente dejarnos guiar por nuestro pasos, sea cual sea ese lugar al que nos lleven.

3 comentarios:

Anonima dijo...

Los caminos se hacen al andar,sin duda alguna.
Se pueden planear cosas,pero es cierto,siempre hay desviaciones.

Lluís dijo...

Estoy de acuerdo contigo que en la vida vamos eligiendo (por decisión propia o de las circunstancias) en cada cruce que nos encontramos.
Pero no se puede volver atrás ni volver a estar en el mismo lugar, ni construir una situación semejante a otra anterior; aunque queramos, el tiempo no nos deja.

Lucía dijo...

Anónima, yo suelo hacer planes, aunque al final es imposible controlar todas las variables. A veces es mejor dejarse llevar.

Lluis, ni se puede, ni se debe volver atrás. Las cosas siempre pasan por algo, aunque en el momento no sepamos por qué. Un besin.